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desayuno con
DE LA BLANCA
“TODOS SOMOS HIPÓCRITAS”
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Es mediodía de un Domingo con frío sensato para el diciembre de Berlín. Me despierto algo más tarde de lo intencionado y empiezo a preparar la casa para las visitas. El plan es un brunch pero un invitado viene bastante antes, para una entrevista.

 

Javier de la Blanca rings my bell y mientras sube los cinco pisos, pienso en cómo verlo menos como mi íntimo amigo y más como un personaje del fashion, un símbolo de la fancy- performance o el joven que inspiró la colección SS19 de Maison Margiela, entre otros títulos que podría acarrear.

 

Yo recién salida de la ducha, me calzo un kimono azul noche y agarro mis cremas de cara. En ese sentido no reniego la confianza y decido que avanzaré con mi alistado mientras conversamos. Abro la puerta y ahí está, cubierto por un abrigo blanco impoluto y una boca muy colorada que me da un beso en el cachete.

 

Optamos sacar unas fotos antes de empezar a charlar. La luz diurna dura exiguas horas y hay que aprovecharlas. En menos de diez minutos teníamos retratos y clips de Javier con un look de alto impacto (as usual) y hasta un video juntos bailando “Again” de The George Kaplan Conspiracy. Eso no estaba en el plan pero la amistad se interpuso en la dinámica formal intencionada por mí. Ahora sí, nos sentamos sin café pero con agua con gas y empezamos el reportaje: una conversación actual y atemporal que entrelaza a la moda, la identidad de género, la belleza, el sexo y la construcción de relatos ideológicos.

 

DELFINA: ¿Quién sos?

 

DLB: ¿Así sin lubrincante?

 

[Risas].

 

DELFINA: Sin lubricante…yo hoy no te conozco. O tal vez que mucho, pero los lectores no.

 

DLB: mi nombre es Javier de Ła Blanca, tengo 26 años soy español de Madrid, Hace dos años y medio me mudé a Berlin, donde actualmente resido y soy muy feliz. Es extremadamente complicado para mí poner un label hacia quien soy porque creo ser un producto evolutivo constante que todo el rato se va re actualizando, como el iOS. Si tuviera que elegir la categoría que más me identifica sería “creativo” ya que he tocado varias facetas en el mundo de la moda y del arte como tal.

 

DELFINA: Según lo que me estás diciendo, una forma en la que te definís es a partir de lo que haces. ¿Lo confirmarías?

 

DLB: Bueno a ver, con esto abrimos diferentes melones dónde ademas, últimamente estoy cada vez mas en contra… no en contra pero si cada vez más consciente de la meritocracia ante la que estamos. Al final es como el capitalismo. A no ser que seas un outsider absoluto y dejes el móvil y te vayas a vivir a una aldea, al final TODOS formamos parte. ¿Esto te quita el derecho a ser crítico con el capitalismo? No, claro que no. Creo que todos tenemos capacidades de ser parte de un mismo circulo o estructura y al estar dentro, poder ser autocríticos con ese sistema que puede estar bastante podrido.

 

DELFINA: dejando esta dicotomía de lado y volviendo a tu auto-definición a partir del ejercicio creativo: ¿Qué hacés? ¿Y qué hiciste para hacer lo que hacés hoy?

 

DLB: actualmente estoy trabajando en Voo Store. Mis tasks son increíblemente amplias: creación de contenido para redes sociales, dirección creativa de proyectos editoriales con diferentes marcas, casting y ahora también la parte de todo lo que es el buying. Estoy aprendiendo millones de cosas de cómo funciona una compañía así. Lo había hecho para marcas más pequeñas así que esto es nuevo. Anteriormente también he trabajado mucho como estilista y content creator para marcas como Balenciaga o Gucci.

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DELFINA: y fuente de inspiración también. [Digo mientras me pongo mis cremas].

 

DLB: ¡Claro! Yo como personaje.

 

DELFINA: nos puedes contar de…

 

[Interrumpe y susurra. Con una mano gesticula efusivo. Con la otra cubre el grabador].

 

DLB: no, no puedo. Aún es confidencial. [Ríe estresado].

 

DELFINA: no, no, tranqui  [susurro también para mantener el clima de resguardo] ¡De Galliano! [Digo elevando la voz].

 

[Se relaja].

 

DLB: Ah si de Galliano ¡Claro!

 

[Risas].

DLB: la situación con Galliano fue bastante divertida. Fue en la colección SS19 de Maison Margiela, que parece ayer con todo esto que pasó (refiriéndose a la situación pandemia).  Después de ese verano me contacta Alexis Roche (el estilista), que nos seguimos en Instagram y luego me envían un mail de MM diciendo que me querían llevar a Paris, a un hotel en la misma calle que el atelier. Mi percepción obviamente es que están haciendo un casting online para runway, no me lo planteo más. Cuestión que voy seis días antes del desfile y apenas llego me piden que vaya a visitarlos. Cuando entro me doy cuenta que la circunstancia es otra: todo el equipo me conoce y eso no es usual con modelos scouteados por Instagram, que suelen referirlos al director de casting. Subo a la segunda planta esperando ver treinta, cuarenta modelos pero era el día del fitting y éramos poquísimos. Uno de ellos me ve, se lleva las manos a la cabeza y me dice: ¡ERES TU!  Yo pienso: ¿Qué coño esta pasando?  Y de pronto veo tres paneles gigantes en los que descubro todo mi Instagram, desde la primera a la ultima foto. Yo era muy peque en ese momento y me quedé en shock. Mis quinientas, seiscientas fotos ahi. Luego llegan Alexis Rocha y John Galliano a abrazarme. Galliano se sienta conmigo y emocionado me cuenta que yo había sido la fuente de inspiración para la colección entera. Me habló sobre mi visión de romper el genero y empujar los limites de la belleza (o lo que se entiende por belleza) y cómo le doy una vuelta a lo normativo y creo una estética desde el humor. Luego me llevó a una mini runway y puso música española a toda hostia. Recuerdo que la primera fue “Quizás, quizás, quizás”.  Me vistió con toda la colección, look por look. Me fue llevando de la mano y paseando frente al equipo, que me grababan. Fueron una tres, cuatro horas muy divertidas en las que John Galliano me vistió entre ja y jás. Me quedé una semana en Paris, para ver el desfile en front row e ir a la fiesta. En el podcast de esa colección (suele haber uno para cada una que se presenta), Galliano explica todo esto personalmente. Una anécdota para mis nietos, si algún día los tengo.

 

Te voy a robar un cigarro industrial, solamente uno.

 

DELFINA: Por supuesto.

 

Me estabas contando que uno de los motivos por los que llamaste la atención de Galliano es tu visión, probablemente adelantada para ese pronto entonces,  sobre la relación moda- belleza (lo que se considera como tal). Mi pregunta es: ¿Cuál es la construcción de la belleza que se genera desde la moda hoy a diferencia de hace unos años? ¿Hacia dónde crees que va?

 

[Coge el cenicero].

 

DLB: belleza y moda son dos industrias gigantescas que siempre han ido de la mano y creo que tienen que ser consecuentes a la actualidad. Realmente deberían ir por delante, para ir marcando lo que se dirige al mainstream.

Las palabras “moda” y “belleza” son muy genéricas y contienen muchos layers. Claro que no es lo mismo un early adopter de la cúspide creadora que el mainstream que al final recibe el mensaje. Creo que hay una tremenda evolución y que están cambiando los paradigmas. Todos los noventa y principios de los dos mil la industria estuvo conducida por gente considerada mas “chunga” que exacerbaban por demás el carácter de exclusividad y la creación de estereotipos negativos, sumamente aspiraciones. Los imaginarios colectivos creados por la moda para la gran masa eran diferentes a los de hoy. Estamos frente a un momento de mucha rapidez, con un paradigma nuevo.

 

DELFINA: no hay dudas de que hay cánones que se han roto en los últimos años. El hecho de que casi todos tenemos acceso y somos generadores de abundante y veloz información favorece la diversificación de visiones y el surgimiento de nichos infinitos. De todas formas,

supongo que el carácter aspiracional va a tener que existir siempre, de eso se trata. Tal vez que antes eran actrices o supermodelos y ahora son influencers. Pero el rol es el mismo ¿Qué opinás?

 

DLB: En los noventa y principios de los dos mil la moda no estaba digitalizada. Solo existían las revistas, unas pocas. Ahora estamos frente a otro tipo de globalización. No solamente nos importa Paris. La red social democratiza y todo puede ser mentira o verdad. Ahí se ven las diferentes layers; conviven las corrientes de las Kardashians, los filtros e influencers plásticas con las de diversidad, donde cuerpos no normativos son parte de la moda top. Ahora hay tallas XXL en portadas de Vogue internacional. Hay un cambio de patrón en la que entendemos que la moda tiene que acoger a todo tipo de cuerpos, géneros e identidades. Se está ampliando. Y al final, y volviendo a la pregunta sobre la belleza, es eso: un concepto subjetivo conectado a un contexto histórico cultural momentáneo. No la vemos igual desde la perspectiva de Berlin que la de Indonesia. Hay diferentes rangos y las redes lo están dejando ver. A través de ellas está surgiendo también ese tipo de aspiracionalidad que tiene que ver con el talento, lo exótico, lo auténtico.

 

DELFINA: pareciera que coincidís con el precepto McLuhiano “El medio es el mensaje”, en el cual el medio afecta a la sociedad no solo por el contenido que transmite sino por las características del medio en sí.

 

DLB: Asiente con grandes movimientos de cabeza. ¡Absolutamente!

 

DELFINA: Es decir, ¿Creés que el contenido (la moda) está sufriendo modificaciones en su significado a través de la forma (las redes)? ¿Qué era la moda y que en que se está transformando ahora?

 

DLB: ¡Hostia puta! ¿Qué es la moda? Yo tengo una visión en la que la moda que a mí me interesa, o la considero en mi vida está linkeada a la cultura. Si no la genera no es interesante. Tienes que decir algo a través de ella. ¿Qué? Millones de cosas pero hay que generar cultura y ser parte de la actualidad. Si no esta conectada con la visón o realidad que se esta imperando en el presente, si no tiene la capacidad de trasladarte a esas necesidades, momentos o mundillos que te te están comiendo en ese preciso momento, entonces no sirve. Si no sabe identificarlo, trasformarlo darte una via de escape, a mí no me interesa.

 

DELFINA: ¿Qué te interesa?

 

DLB: Un ejemplo perfecto de la moda que a mí me importa o por la que empezó a importarme, es la de Martin Margiela. Es el creador de lo que entendemos por moda contemporánea. La desliga de algo puramente chic o elegante para darle concepto a la prenda. Lo hizo con la moda de segunda mano. Habilitó la reestructuración de una prenda que viene con un relato para que la persona que la disponga, lleve un heritage. La moda tiene una historia. Es que es muy fuerte. Soy profesor en un Master de Dirección Creativa y la mitad de mis clases es un deep investigation de MM.

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DELFINA: volviendo a las comparaciones ¿Cómo evoluciona el rol del sexo? Se me vienen un montón de campañas, como la de Tom Ford con Carmen Kass para Gucci, que ya no se ven más.

 

DLB: el marketing, que también es la moda, se vale de arquetipos. Uno puede ser el sexo y el otro la nostalgia.  El sexo siempre va a ser parte de la moda y del propio marketing porque es aspiración y es absolutamente humano e intrínseco en nosotros. Siempre nos va llamar. Si creo que con este cambio de paradigma la hiper- secularización de la moda de los dos mil quedó atrás. Ahora prisma un feminismo en el cual se puede sexualizar tanto a una mujer como a un hombre o a una persona no binaria sin que haya un peso rotundo sobre su genero. Puedes hacer una campaña donde haya sexo pero no con una óptica machista o patriarcal como en estas grandes campañas de Tom Ford o Steven Klein que exponían mujeres literalmente violadas, híper mega sexualizadas. Antes veíamos cosas fuertísimas como una modelo en mini falda con policías cacheándola o en un bus repleto de hombres follándosela. Creo que el punto de vista ha cambiado. Por supuesto que el sexo sigue presente, pero distinto. Como evidencia pienso en esta campaña increíble del 2017 de Eckhaus Latta que se lanzó en Porn Hub y muestra a parejas de todo tipo de identidades en plan todo manteniendo sexo explícito.  El enfoque es otro. Se narra desde la igualdad. Son personas manteniendo un sexo consentido e igualitario, sin posiciones de poder ni estereotipos. Por ahí vamos. El genero, la edad, la raza, la minusvalía se están corrompiendo.

 

DELFINA: Entonces ¿Vamos bien?

 

DLB: No sé si mejor o peor pero más inclusivo.

 

DELFINA: ¿Y si tuvieras que identificar algo malo?

 

DLB: ¡Hay millones de cosas malas! La moda esta un punto un poco ahead, por encima de lo que es el mainstream. Entonces al incluir ciertos colectivos, se lo hace de una forma trendy. Ahora TODAS las marcas están utilizando personas trans y no binaries para sus pedazo de campañas. Entonces ¿Qué hay de bueno y qué hay de malo? Es una cosa complicada porque obviamente es positivo que se dé visibilidad a ciertos colectivos que hace cinco años eran totalmente invisibles. A gente que no existía en nuestra sociedad y que ahora están en un punto de auge en el cual, obviamente hay una conversación que termina siendo la misma mierda que decíamos del capitalismo. Es un monstruo que se va comiendo todo, le das cualquier cosa y lo va a consumir. Yo formando parte del LGTBIQ+, entiendo que es mejor ser parte del capitalismo que me va a utilizar y me va a comer y que a su vez me está dando visibilidad. Es una dicotomía natural. Todos tenemos que tener consciencia y autocrítica del mundo en el que vivimos, con lo bueno y con lo malo. Todos somos hipócritas. Y tenemos millones de micro acciones hipócritas, pero es parte de la realidad. ¿Es bueno? ¿Es malo? No sé que decirte. Tal vez mas mejor que peor porque a pesar de usar a un colectivo para ponerlo en el foco trend y hacer dinero al final da poder a quienes eran marginales e insignificantes.

 

Quería preguntarle por qué alguna vez se auto definió como “la chica de la moda comunista” pero interrumpió el timbre, con la llegada de la segunda invitada. Ya era hora de preparar mimosas y charlar, ahora sí, entre amigos. Quedará tela para cortar. Con de La Blanca siempre es así.

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