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FOUNTAIN I :
EL ÉXTASIS DEL DESAMOR EN UNA PELÍCULA DE MILES GREENBERG

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El protégé de Marina Abramovic estrenó su obra en Julia Stoschek Collection en Berlin como parte del Reference Festival. Su sexta edición, Infinitude reunió otra vez a lo mas relevante de la escena cultual actual.

En materia performativa, el programa incluyó a la icónica Michèle Lamy con su ejército de demonios eróticos y a esta pieza de Miles Greenberg donde dialogan vehemencia, sangre, ternura y percepciones apocalípticas del ser humano.

Una figura solitaria se encuentra sobre un zócalo blanco que flota sobre un gran estanque de sangre. El pecho y las manos de la figura parecen desangrarse profusamente en el estanque de abajo. La pieza, inspirada en la obra del pintor vienés Hermann Nistch, actúa como un poema sobre las últimas etapas del desamor.

Mientras esta proyección seguía en loop en otra sala, con sus efectos deambulando adentro de los cuerpos, me senté con Miles a tomar una copa (rotwein él, crémant yo) y a adentrarme mas en lo que había y seguía pasando.

¿Qué es Fountaine I?

Fountaine I es una performance de siete horas que documenté en una pieza de videoarte. Trata sobre una construcción abstracta del desamor. Básicamente, convertí mi cuerpo en una fuente humana. Fabriqué un lago de sangre y coloqué un estanque con una bomba en el medio. La sangre falsa, se bombea a través del estanque y hacia arriba de mi cuerpo y de vuelta, a través de mis manos y mi pecho. Es como una fuente cíclica.

¿Cómo llegaste a esta idea?

Fue a partir de una emoción muy abstracta que sentí y quería describir visualmente y también, ejercer en persona con una pieza que durara siete horas. Trabajar con duración es algo muy impredecible en donde estás buscando lo que va más allá de tu conocimiento consciente. No te queda otra que enfrentarte a muchas cosas y también transformarte. Es una especie de psicoterapia experimental, supongo.

Al momento de concebirla, ¿Cómo la delimitaste en cuanto al plano temporal, crees hay un momento de inicio y otro de fin?

Creo fuertemente que nada de lo que hago tiene principio o fin. Mi performance dura siete horas porque es el horario de apertura del museo en el que la hice. Pero cuando la gente entraba en el espacio, ya había empezado. Y cuando la gente salía del espacio, todavía estaba en marcha. Da la ilusión de que es infinita. En este vídeo, reflejé y coloqué el segundo canal al revés para que el final y el principio se perciban al mismo tiempo y se encuentren el uno con el otro. Se ve todo de forma constante y se desintegra por completo el tiempo para el público. Personalmente, siempre quise ser escultor. Esa fue mi primera pasión.

Lo percibí de una manera muy escultural. Supongo que tenía la intención…

Muchas gracias. Quiero que la gente mire a mi obra como si fuera una escultura porque cuando yo miro arte, es así como lo hago. Me gustan mucho los mármoles en los pasillos.

Las fuentes podrían ser una especie de escultura de agua. ¿Qué pensás?

Me gusta mirar fuentes. Suelo pensar en qué me gusta mirar para luego hacer las cosas de esa forma. No sé por qué haría cosas que no me gusta mirar. No me siento muy vinculado al formato teatral, en el que la gente ve algo desde el principio hasta el final y se sienta exactamente en el mismo asiento y se queda en el mismo lugar. Quiero que el público tenga su propia dinámica y cree su propia experiencia con ella. Si no, nunca van a conseguir lo que necesitan sino lo que diseñan para su propio consumo.

 

La última pregunta tiene que ver con una coincidencia. Hoy estaba en un shooting y la fotógrafa tenía una remera que decía “Illusion of Ecstasy”. Después me encontré con tu obra y automáticamente se me vino esa frase a la cabeza. ¿Cómo percibís el éxtasis? ¿Crees que puede relacionarse con la ilusión de alguna manera?

Creo que la ilusión y el éxtasis utilizan en cierto modo los mismos músculos del cerebro. Con ambas estás completamente fuera de vos y empezás a experimentar las cosas desde otras perspectivas. Te convertís casi en una niebla. Reaccionás al pasado e imaginas el futuro de una forma muy dramática en un escenario infinito.

¿Las visiones apocalípticas son parte de eso?

Sí. Creo que hay mucho de apocalíptico en esto y que realmente es catártico y es extático. Bueno, especialmente para mi generación supongo. Nací en 1997 y no sé si debo tener hijos porque no sé si la Tierra va a seguir existiendo al final de mi vida. En realidad, el apocalipsis y las ideas sobre el apocalipsis están creando belleza. Es necesario y es natural. Y está bien porque es lo que tenemos. Lo que hago con mi trabajo en cierto modo es lo que estaría haciendo con mi vida; reaccionar al tiempo en el que vivo y tratar de crear una forma de subsistir. Todo lo que hacemos es una ilusión.

Words: Delfina Martinez Mendiberry

Photo: María Baranova

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